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06/07/2025 Crónica - Nota - Información General - Pag. 31
Los riesgos de la medicación por cuenta propia se vuelve un hábito dañino
Jimena Golender
AUTOGESTIÓN PELIGROSA. Cuando la medicación por cuenta propia se vuelve un hábito dañino Jimena Golender @Jimegol20 En Argentina, millones de personas consumen medicamentos sin contar con su respectiva indicación profesional. Detrás de esta práctica cada vez más frecuente y basada en la desinformación, aparecen los riesgos para la salud. Aunque no existen estadísticas oficiales actualizadas, diversos estudios estiman que entre el 40 y el 50% de la población recurre al uso de medicamentos sin consulta médica. Desde antiinflamatorios y analgésicos hasta psicofármacos, el acceso libre o informal a la medicación se instaló como parte de una cultura que naturaliza su uso cotidiano. Sin embargo, especialistas advierten que esta tendencia, lejos de ser inofensiva, puede tener consecuencias irreparables. Práctica frecuente Uno de los factores más peligrosos de la automedicación es cuando la práctica se vuelve crónica, como ocurre con el uso habitual de antiinflamatorios que puede provocar daño al estómago o los riñones. Por otra parte, la automedicación puede afectar la atención de problemas más graves como en el caso de los analgésicos o de los antiespasmódicos, ya que existe la posibilidad de que estos oculten síntomas de enfermedades intestinales más graves. “La percepción de que un medicamento de venta libre no implica riesgo es un error común. Cualquier sustancia que tenga efecto terapéutico también puede tener efectos adversos si se usa sin criterios clínicos adecuados”, explica la doctora Pia Majdalani (M.N. 93.075), jefa de la División Medicina Interna General en el Hospital de Clínicas de la UBA. Entre los principales riesgos, enumera el daño renal por uso crónico de antiinflamatorios, las interacciones medicamentosas en personas con múltiples tratamientos y la posibilidad de enmascarar síntomas de enfermedades más serias. El fenómeno no es exclusivamente farmacológico, sino también cultural: “Mucha gente accede a medicamentos en un circuito informal: la farmacia de confianza, un consejo de familiares, la herencia de recetas previas. Eso no va a desaparecer. Por eso, más que prohibir, lo urgente es generar información accesible y clara sobre qué se puede manejar en casa, qué no, y en qué casos hay que consultar”, advierte Majdalani. Antibióticos Uno de los aspectos más problemáticos es el uso de antibióticos sin indicación médica. El sobreconsumo de estos fármacos ten contextos de infecciones virales, resfriados o gripesú acelera la aparición de bacterias resistentes. “Esto ya no es un problema futuro. Es actual. Hay gérmenes que antes se controlaban con tratamientos simples y que hoy no responden más. Y esa resistencia se construye cada vez que alguien toma un antibiótico innecesariamente o lo abandona antes de tiempo”, remarcra la médica. Consulta También preocupa el uso extendido de psicofármacos sin control profesional. Tranquilizantes como el clonazepam o el alprazolam suelen circular sin receta, sin considerar el riesgo de generar dependencia física y emocional. A esto se suma la automedicación con drogas más complejas úneurolépticos o antipsicóticosu por confusión, mal asesoramiento o desconocimiento. Estos errores pueden provocar efectos neuromusculares agudos que llevan a las guardias hospitalarias. Majdalani advierte que es necesario diferenciar entre el “uso razonable” de ciertos recursos y el manejo indiscriminado de sustancias. “Hay molestias leves, como un resfriado común, que pueden atravesarse sin medicación. Pero hay que abandonar la idea de que cualquier malestar debe silenciarse con una pastilla. Y también reconocer que hay casos en los que la automedicación puede postergar diagnósticos importantes o agravar condiciones crónicas.” El desafío, señala, no es solo médico sino que es necesario generar conciencia en la sociedad. “Hoy hay un exceso de información uno siempre confiablei que genera desinformación. El sistema de salud no puede responder a cada dolor de cabeza, pero tampoco se puede delegar todo en el individuo sin herramientas”, afirma la experta y continúa: “La clave es formar ciudadanía sanitaria: que las personas puedan identificar síntomas que sí ameritan consulta, que conozcan sus propios antecedentes de riesgo, y que tengan profesionales de referencia con quienes pensar sus decisiones de cuidado”. Señal de alarma El sangrado en el tracto digestivo es una señal clara de que algo no va bien en el organismo, en casos de consumo frecuente de analgésicos y antiinflamatorios. Suele ocurrir por condiciones O factores que se pueden evitar, pero es importante que encontrar la fuente del síntoma, ya que, si bien no suelen ser graves, si no se identifican a tiempo pueden poner en riesgo a la salud. Los sangrados crónicos son los más silenciosos y los que habitualmente se detectan en estudios de rutina de laboratorio, a través de la anemia. Son pérdidas leves que se sostienen en el tiempo. Por el contrario, los sangrados agudos son más severos y se manifiestan mediante dolor abdominal, vómitos sanguinolentos o materia fecal con sangre. Embarazadas La automedicación tiene sus riesgos previamente mencionados, pero se vuelve más peligrosa en el caso de las mujeres embarazadas. Para la Organización Mundial de la Salud existe una automedicación responsable, cuando los individuos tratan sus enfermedades leves y síntomas con medicamentos que son seguros y efectivos cuando se usan según las indicaciones. Pero hay etapas donde la automedicación puede ser especialmente peligrosa, aún cuando es con medicamentos de venta libre, el embarazo es una de ellas. En este período, la medicación que se consume, llega a través de la placenta a la sangre fetal, y en algunos fetos puede causar desde lesiones, desarrollo anormal, abortos, alteración de la función de la placenta, haciendo que se estrechen los vasos sanguíneos y se reduzca el aporte de oxígeno y nutrientes al feto. También puede provocar contracciones y posible parto antes de tiempo, así como alteraciones cognitivas en el bebé que se ven años después del nacimiento. Por todos estos motivos, cuando se le receta algún medicamento a una mujer embarazada, el médico siempre evalúa el riesgo de indicar la medicación y el beneficio de darla. Luego de realizar este análisis, indica los distintos tratamientos, eligiendo los que menos daño puedan ocasionar el feto. Muchas veces los beneficios del tratamiento durante el embarazo no se limitan a la recuperación materna, sino también al correcto desarrollo del feto. Este es el caso de la diabetes, por ejemplo, cuando ¡no se tiene un correcto tratamiento en el primer trimestre del embarazo, el no medicar a la madre, puede causar malformaciones en el bebé o una infección urinaria en el embarazo, no tratada, puede ser provocar un aborto o parto pretérmino. En este sentido, la doctora Valeria El Haj, directora médica nacional de OSPEDYC, recuerda que “no se trata de no recibir medicaciones en el embarazo, sino que hay que hacerlo de la manera adecuada. El diagnóstico, tratamiento y seguimiento siempre debe ser realizado por un profesional”.
Menciones:
medicamentos, salud, automedicación, riesgos, antibióticos, psicofármacos, embarazo, Pia Majdalani, Valeria El Haj, OSPEDYC, Hospital de Clínicas, UBA, Organización Mundial de la Salud
#28474712 Modificada: 06/07/2025 03:14 |
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