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09/05/2025 Pagina12.com.ar - Cable
Disparos contra el sentido común
Carolina Prieto
Dos intérpretes en ropa interior ofrecen objetos de lo más disímiles dispuestos sobre una gran mesada (como un tender, paletas de ping pong, una bolsa de carbón, un ananá y un colador) interpelando a la platea desde el inicio. El público puede llevarse lo que quiera. También piden si les prestan ropa: pantalones, remeras, zapatos. Varios espectadores aceptan y se sacan algo de lo que llevan puesto. Los intérpretes se visten. Un circuito de financiamiento, muy parecido al que impera en nuestras vidas, toma forma: la plata pasa de un espectador al otro -por intermedio de uno de los actores que la pide prestada como si se tratara de un banco- en forma exponencial. Hasta la misma obra que se está desarrollando es objeto de un contrato de compra-venta y se remata al mejor postor (alguien del público puede comprarla). Se vota qué hacer con el dinero que surge de esa venta y los espectadores sugieren el destino que se les ocurra, o también no votar si no quieren hacerlo. Entre estos intercambios inusuales para un espectáculo teatral, los actores interpretan escenas de diferentes autores (invitan a los espectadores a que adivinen los títulos), leen textos sumamente atractivos o ejecutan pasajes en los que la palabra cede ante el movimiento. Todo esto y más acontece en Cmmn Sns Prjct, un trabajo de la argentina Laura Kalauz y el suizo Martin Schick que por estos días se presenta en ArThaus con notable recepción , tras unas primeras funciones en el marco de la programación de Paraíso, Club de Artes Escénicas. La propuesta es una experiencia íntima, horizontal, tan cercana como rara, en la que se ponen en juego ciertas formas de relacionarse, de intercambiar, de consensuar y de crear sentido distintas a las que regulan nuestras vidas. El deseo, la curiosidad, las ganas de compartir y la decisión colectiva se despliegan por encima del interés personal y del rédito económico. La obra permite así vivir y pensar en otros modos de convivencia . Y en tiempos en que el hacer colectivo está jaqueado y el mercado lo domina casi todo, Cmmn Sns Prjc (si agregamos vocales se forma la expresión inglesa Common Sens Project, Proyecto Sentido Común) reconforta: otro sentido común es posible y cobra vida durante una hora. “La obra viene a recordarnos en una escala mínima, no vamos a hacer una revolución, que existen otros modos . Ponemos en práctica otras formas de vincularnos, mismo entre gente que no se conoce como la que asiste a una función. Y entre ellos y nosotres. Y con toda la potencialidad y la magia de la ficción exploramos estos temas”, comenta a Página/12 Kalauz, autora e intérprete que profundizó su formación en Europa, donde vivió y trabajó durante quince años. El público participa así de un viaje lúdico a primera vista, pero en el que se cuestionan mecanismos sociales dominantes y conceptos como propiedad y posesión . El origen del espectáculo se remonta hace más de 15 años, cuando Laura y Martin ganaron en Suiza un premio que consistía en un presupuesto para desarrollar un nuevo trabajo. No sabían qué hacer hasta que decidieron bucear en el arte como mercancía. “Queríamos crear una obra que circulara en el circuito teatral pero que fuera una mercancía disidente sin bajar línea. En el proceso creativo generamos situaciones que te llevan a pensar la relación con las cosas y con el dinero. Y el formato de la performance nos sedujo porque tiene esa potencialidad: no representás algo sino que lo hacés y no tenemos que explicar todo porque enfrente tenés un público que piensa, que es inteligente”, asegura. La pieza exuda despojamiento. Casi no hay escenografía, el público provee el vestuario, la banda sonora es un único tema (una versión de As Time Goes By de la película Casablanca , que suena a lo lejos) y los intérpretes, muy expuestos y entregados a relacionarse con la audiencia, se mueven en un tono justo y no impostado. Martin habla un castellano con acento y transmite una mezcla de calma, serena alegría y hasta inocencia; Laura se ubica en una cuerda con distintos colores: por momentos firme y decidida, por otros más vulnerable. Llevan adelante la acción produciendo comicidad sin proponérselo y tejen una complicidad con los espectadores que pasan de la sorpresa inicial -“¿Qué es esto de sacarme ropa”, “¿Puedo elegir un objeto y llevármelo?”, “¿Es ficción y lo tengo que devolver?"- a sentirse cada vez más involucrados y a disfrutar el convite. “Cuando escribimos el guión, cuando nos guionamos a nosotros mismos, ya somos una construcción como la del perfil de los usuarios en las redes sociales, algo que se construye para el afuera. Hay algo muy verdadero en la obra porque somos nosotros en parte y también una composición, algo intermedio entre un personaje y uno mismo”, advierte. La dramaturgia se fue armando a partir de las ideas de dar, recibir, comprar, vender; de cómo esas acciones podrían existir en un ámbito teatral y de los movimientos que generaban. Kalauz habla de “coreografías” no en el sentido de una danza pero sí de ideas en constante movimiento, más allá de que durante más de diez minutos los objetos circulan desde la escena a sus futuros dueños en la platea armando “una coreografía de entregas y recepciones”. Y lo que parece una seguidilla de escenas improvisadas en realidad se sostiene en un guión sólido que estructura buena parte de lo que pasa. “A Cmmn Sns Prjct lo llamamos proyecto porque queríamos que fuera un proceso y no un resultado, que fuera una apertura a algo, a intercambiar, a movernos, a transformarnos, a estar juntxs en un teatro como nunca habíamos estado y que lo que allí suceda no terminara necesariamente cuando terminaba la función”, escribió la artista en el boletín electrónico que Paraíso difunde entre sus socios. La propuesta se presentó en muchísimas ciudades y festivales europeos, también en Beijing (China), Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y Buenos Aires. Diez años después vuelve a un escenario de esta ciudad invitada por Paraíso. “En general la gente se super engancha y disfruta. Pero me acuerdo, por ejemplo, que una amiga actriz salió de la función furiosa, sentía que era una estafa al teatro, que destruimos de alguna manera todo el teatro que ella amaba. Y en algunas sociedades muy frías parecía que al público no le pasaba nada pero no es así. Cuando se acercaban y te venían a hablar después de la función, te dabas cuenta de que les pasaba de todo”, cuenta. Por la naturaleza misma de la pieza, los actores se ubican en una zona incierta. “Es mantener el control pero a la vez soltarlo. Mucho de lo que pasa no depende de nosotros. Tenemos que aceptar lo que hay, lo que le pasa al público”, indica. Sobre el final de la charla, Kalauz reflexiona: “Si las dinámicas de ganancia y de competitividad no dominaran como lo hacen, no tendríamos un mundo tan en decadencia ni un capitalismo tan extremo y viviríamos una economía mucho más generosa”. Por suerte, esas vivencias de generosidad, de compartir, de encontrarse antes que de competir, quedan resonando en los cuerpos y las mentes del público al dejar la sala. *Cmmn Sns Prjct se puede ver los sábados 10, 24 y 31 de mayo a las 20 horas en ArThaus (Bartolomé Mitre 434) con Laura Kalauz e Ignacio Sánchez Mestre en lugar de Martin Schick. Entradas disponibles en Alternativa Teatral . A Laura Kalauz la bocharon en el ingreso a la Escuela Nacional de Danza María Ruanova. Quería ser bailarina contemporánea pero el hecho de no tener una gran formación en ballet -algo que no parece del todo necesario para el estilo de danza que le interesaba- frenó sus estudios en el país. Se fue a Europa y se graduó como artista de danza en la Hogeschool voor de Kunsten–Arnhem. “ En Holanda hay una mirada no ortodoxa sobre la danza. La formación es más abierta, se la cuestiona, se trabaja con técnicas orientales. Era super interesante y no sentía la presión de tener que definir si lo que hacía era danza, teatro u otra cosa. Esto me dio mucha libertad”, cuenta. En Buenos Aires había estudiado Ciencias de la Comunicación en la UBA; tenía un bagaje de muchas lecturas y un pensamiento crítico. “Siempre me interesó meterme con lo social en mis obras” , remarca la creadora. Este año, Kalauz continuará junto a Mariana Eva Pérez con Antivisita, una visita “guiada” al Museo Sitio de Memoria ESMA pero que nunca sucede en el ex centro clandestino de detención . Ya lo hicieron en el Centro Cultural Paco Urondo, en el Archivo General de la Nación, en Fundación Cazadores, en una sede de ATE, también en La Plata, Rosario y Rafaela. “Hay mucho de diálogo, de construcción colectiva en relación a la memoria y a medida que avanza el recorrido empezás a ver la ESMA, a sentirla en esos otros lugares que no lo son pero sí, justamente porque la realidad es en buena medida una creación de la mente”, destaca. También seguirá desarrollando nuevas iniciativas junto a Jardines Subterráneos , el colectivo que articula arte, ambiente y política y que integra junto a Cecilia Blanco, Marina Quesada y Elina Rodríguez .
#22538075 Modificada: 09/05/2025 16:34 |
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