21/02/2022 BAE - Nota - Sup. Lunes - Pag. 3

¿Cómo pasamos del “proyecto piloto” al “roadmap” de transformación digital?
Lourdes Perea Muñoz

No son tantos los estudios disponibles sobre la situación de la Industria 4.0 en Argentina, y algunos datan de hace unos años (BCG en 2016, Siemens en 2018, UIA en 2019).
Muchas empresas afirman, desde los primeros estudios, tener una estrategia de transformación digital. Una encuesta actual sobre productividad inclusiva (IAE, 2021) releva si las empresas identificaron las tecnologías 4.0 y si se encuentran gestionándolas.
Sobre un total de 400 firmas, el 80% respondió afirmativamente y el 60% señaló que las empezó a gestionar. Las encuestas tienden al alza respecto de los avances en la industria 4.0, pero el dato real de esos relevamientos no es el avance sino la autopercepción.
¿Cuánto hay de realidad? Desde el Centro de I4.0 acompañamos a numerosas empresas en diferentes maneras durante su proceso de transformación digital, ya que nuestra vocación es impulsar la adopción de la industria 4.0 en la región. Si tenemos que aportar una mirada un poco más objetiva, podríamos decir que la mayoría de las empresas no está gestionando la industria 4.0 sino algún proyecto piloto de implementación tecnológica. Y esto es producto de que, en general, se adolece de una visión holística.
Pasar del “proyecto piloto” al “roadmap” de transformación digital Por “roadmap” entendemos al conjunto de acciones interrelacionadas que permitirán a una empresa evolucionar desde el punto en el que se encuentre hasta un nuevo estado deseado, en línea con sus objetivos estratégicos.
Esto implica partir de una visión sobre en qué quiero transformar mi empresa, entender dónde estoy parado en términos de capacidades digitales y, a partir de ahí, plantear acciones.
No conviene que estas acciones sean proyectos muy alejados entre sí: no es realista proponerse saltar de la necesidad de digitalizar las máquinas para empezar a contar con parámetros de un proceso de producción a, como segunda iniciativa, un proyecto de inteligencia artificial para detectar patrones de calidad. Hay un largo camino por recorrer en el medio que conviene especificar y transitar paso a paso: tecnología necesaria, cambios en la manera de trabajar, sensibilización e involucramiento de los operarios que no sienten la necesidad de registrar los parámetros porque están confiados en su gran experiencia, conexión de las máquinas con los sistemas de gestión de calidad, acceso al sistema desde el puesto de trabajo, medición en línea de parámetros críticos y una gran lista de etcéteras que incluye distintos aspectos relacionados con los recursos tecnológicos, los sistemas de información, las personas, los procesos, los permisos y cambios los culturales. En resumen, lo que entendemos por “capacidades digitales” desde una visión holística.
Mirar el mapa: los modelos de madurez Los procesos de transformación digital son largos y complejos. Es por eso que es fundamental contar con un modelo de madurez lo suficientemente robusto como para asistir la transformación de la empresa a lo largo del tiempo.
¿Qué son los modelos de madurez? Son herramientas que “discretizan” evoluciones complejas hacia un estado de “plena madurez” en pequeños pasos llamados “estadios” más accesibles, pero bien caracterizados.
Son instrumentos idóneos para asistir el proceso que mencionábamos antes: el desarrollo de la visión “customizada”, el diagnóstico de las capacidades digitales actuales, la selección y la priorización de actividades que conformarán el roadmap.
En definitiva, conviene trazar la hoja de ruta sobre un mapa; y mientras más detalle tenga, más fácil será elegir el camino. Eso son los modelos de madurez. Desde el Centro I4.0 hemos hecho una amplia revisión de modelos disponibles a nivel académico y consultoras estratégicas: el Maturity Index de Acatech es una herramienta con amplias fortalezas.
Avizorar y trazar el camino Partir del entendimiento: el objetivo de la industria 4.0 es posibilitar la obtención de información a partir de datos en tiempo real para asistir la toma de decisiones basadas en el conocimiento y, de esta manera, reaccionar ágilmente a los distintos eventos internos o externos a la organización.
La industria 4.0 persigue la adaptabilidad, cada vez más necesaria en la medida en que se va complejizando el entorno, y la agilidad, que permite incrementar el valor de esa adaptabilidad.
Para lograr este objetivo es necesario transitar una evolución ordenada, que se inicia con la digitalización y la conectividad de los diferentes recursos de la empresa para tener visibilidad sobre lo que está ocurriendo en cada momento (sombra digital) y luego obtener una transparencia que implica el entendimiento de por qué pasa lo que pasa. Este estadio debería ser un aspiracional a llegar en todos los procesos.
Luego, en aquellos en que realmente valga la pena, tratar de transitar la predictibilidad que nos da la capacidad de adelantarnos a los acontecimientos y finalmente, en función de un análisis riesgo/beneficio, dotar a los mismos procesos de adaptabilidad autónoma. Esta evolución garantiza que en todos los pasos se va percibiendo el valor de lo que la industria 4.0 implica.
El desafío es hacer crecer las distintas capacidades digitales, tanto aquellas que posibilitan la industria 4.0 (habilitadores tecnológicos) como aquellas que habilitan su implementación (estructura y cultura) de manera homogénea a través de los distintos estadios de madurez.
Comenzar con algún proyecto piloto es un paso vital: transitándolos es cuando se gana experiencia y, si además son exitosos, se logra una inercia positiva en la organización. Pero si verdaderamente queremos avanzar, necesitaremos atravesar un proceso de sensibilización que asegure el entendimiento común, un buen diagnóstico desde una visión holística que ponga en evidencia dónde debe estar el foco del esfuerzo y el trazado del roadmap con puntos de llegada intermedios que nos garanticen no perdernos en el camino.
Finalmente, levantar la cabeza en todo momento para chequear que el plan y la estrategia siguen alineados. Esto se hace especialmente necesario en un contexto en donde la evolución tecnológica es más veloz que nuestra capacidad de adquirirla.
* Profesora en ingeniería industrial e investigadora del Centro de Industria 4.0, Universidad Austral


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