18/01/2022 BAE - Nota - Sup. Responsabilidad Social - Pag. 1

RSE
Cambio climático: se enciende el código rojo en la Argentina
Lucila Vespali Sutera
En el último tiempo, hubo varios focos de incendios en todo el país que vuelven a poner en la mesa el debate ambiental

En las últimas semanas, Argentina fue escenario de múltiples eventos alarmantes en el plano ambiental, uno de ellos . Desde varios focos de incendios en simultáneo a lo largo de todo el país, hasta masivas protestas en contra de la minería , por mencionar algunos.
Estos eventos ponen en el centro del debate público la preocupación por la cuestión climática.
Sin dudas, uno de los hechos que más conmoción generó a nivel nacional fueron los incendios forestales.
En el transcurso del último mes del 2021 fueron once. En total, las provincias afectadas por los focos ígneos fueron Buenos Aires, Chubut, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Misiones, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz, Santa Fe y Tierra del Fuego. Entre estos, los de mayor gravedad y ferocidad fueron los que tuvieron lugar en las provincias patagónicas, principalmente en Río Negro y en Neuquén.
No obstante, la situación de los incendios en los bosques patagónicos no fue inesperada, ni tampoco un caso aislado.
Durante 2020, y a principios del 2021, vastos territorios de la Comarca Andina sufrieron las mismas consecuencias destructivas del fuego. Estos incendios, sumados a otros en distintos focos del país, desembocaron en la cifra de casi 1,5 millón de hectáreas afectadas en estos dos últimos años, según los reportes del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
Este fenómeno denota una tendencia que se desarrollará, según los especialistas, de manera cada vez más frecuente en nuestro país, relacionada de forma directa con los diagnósticos e informes publicados por la comunidad científica en el último año. En estos estudios, como el emitido por la revista Environmental Research Letters, se afirma que los fenómenos como sequías, incendios, olas de calor e inundaciones serán cada vez más frecuentes a causa de la emergencia climática.
El mismo informe advirtió también que estos desastres traen 2 RSe Martes 18 de enero de 2022 www.baenegocios.com como consecuencia daños a largo plazo en el crecimiento económico mundial.
Argentina atraviesa un período de sequía y temperaturas cada vez más altas. Según el Servicio Meteorológico Nacional, el 2021 fue el año más caluroso y seco para la Patagonia desde 1961. Se registraron temperaturas récord en múltiples puntos del país y hubo una pronunciada escasez de precipitaciones durante todo el año que hizo que la llegada del verano sea aún más propicia para la ignición. A esto debe sumarse el fenómeno de “La Niña”, el cual impulsa estas condiciones climáticas.
No debe olvidarse que el río Paraná se encuentra en una bajante histórica, que no tenía lugar desde hace 77 años. Esta situación también favoreció a la sequía en el Delta, dejando a las zonas del litoral del país más propensas a la propagación de las llamas.
Según el pronóstico climático para el primer trimestre del 2022, elaborado por el Servicio Meteorológico Nacional, se esperan temperaturas superiores a las normales para la mayor parte del territorio nacional, mientras que el nivel de precipitaciones sería inferior a lo normal en algunas zonas, como el centro y el noreste del país. Esto indica que es de esperar que la situación de los incendios de territorios ricos en biodiversidad sea susceptible de repetirse dadas las condiciones climáticas persistentes.
Como contrapartida, este escenario crítico dio cierre a un año caracterizado por la reafirmación de compromisos en la lucha contra el cambio climático, en múltiples instancias, por parte del gobierno argentino: la “Cumbre de líderes sobre el Clima” organizada por Biden, la “Cumbre Latinoamericana sobre Cambio Climático” con Argentina como anfitriona y, principalmente, la COP26 en Glasgow. La iniciativa crucial presentada por nuestro país fue la meta de reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero hasta alcanzar la neutralidad en carbono para el año 2050, dentro de la estrategia nacional para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.
Sin embargo, en el último tiempo se desarrollaron sucesos que ponen en duda la factibilidad del cumplimiento de estos objetivos. El impulso de la Ley de Zonificación Minera en Chubut por parte del gobierno provincial fue cuestionada por distintos sectores de la sociedad. En contradicción con las iniciativas populares presentadas en la legislatura en los últimos años, se promovió un proyecto minero cuyo impacto y consecuencias socioambientales no eran lo suficientemente claros para la población.
El descontento social hizo que la ley fuera derogada por el gobernador, en función de convocar a una consulta popular sobre el tema.
No puede ignorarse que la transición hacia un modelo sustentable es una tarea ardua y compleja a nivel global, y más aún para países con desafíos económicos como el nuestro.
Sin embargo, no es inviable, ni tampoco podemos permitirnos que lo sea. El mundo está llegando a umbrales críticos de degradación ambiental que no podrán ser revertidos y traerán consecuencias impensadas para toda la actividad humana si no se modifican las trayectorias actuales.
Resulta urgente que haya medidas contundentes.
Si se busca el crecimiento económico por vías tradicionales, deberían existir en paralelo acciones que resten de manera significativa el impacto de estas actividades.
Podrían plantearse proyectos a gran escala que, aunque comiencen en un formato de explotación tradicional, dejen previsto de manera clara y estratégica la conversión hacia un modelo de producción sustentable en un plazo concreto. En paralelo, la promoción de una economía basada en el conocimiento antes que en los recursos naturales, resulta menester para el crecimiento sostenible en el Siglo XXI.
Aunque la responsabilidad de los gobiernos en esta materia es fundamental, no son los únicos actores a cargo. También es responsabilidad de las empresas fomentar nuevas tecnologías que permitan el avance hacia modelos sustentables, generando alianzas con organismos gubernamentales.
El rol de los ciudadanos y organizaciones sociales no es menor: es esencial la exigencia constante de rendición de cuentas y la concientización.
El caso de los incendios forestales reviste uno de los mejores ejemplos. Según el Ministerio de Ambiente, el 95% de los incendios son provocados por la intervención humana, tanto para la utilización de las tierras en pastoreo como por fogatas mal apagadas.
De esta manera, es de vital importancia que se desarrollen tareas de prevención de catástrofes naturales en toda la sociedad. Tanto por parte de los gobiernos, como así también por parte de empresas y organizaciones decididas a involucrarse en estos procesos complejos y novedosos, llenos de oportunidades para generar crecimiento económico. Solo así, en forma conjunta, podrá hacerse viable aquello que se pareciera imposible hasta el momento: la promoción del desarrollo en conjunto con el resguardo de la naturaleza y las condiciones de vida de nuestra única tierra.
* Docente de la Licenciatura en Gobierno y Relaciones Internacionales de UADE


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