24/10/2021 Infobae.com - Home

Diego Giacomini: “Los argentinos nunca vamos a ahorrar en pesos, porque nunca será reserva de valor”
Daniel Sticco
El economista analizó en una entrevista con Infobae los factores que explican la crisis económica y social, así como el costo que representa para el sector privado el tamaño del Estado

"Es un error analizar la gestión económica del gobierno de Alberto Fernández / CFK por separado de la Macri, CFK y Néstor Kirchner, porque (a grandes rasgos) todos aplican políticas económicas atadas al ciclo político, que procuran alcanzar un resultado electoral positivo que los afiance en el poder político, pero que no son sustentables en el mediano y largo plazo" La economía transita por un sendero de crecientes regulaciones e intervenciones en los mercados que sólo han conducido a agravar la situación social por la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos que genera la aceleración de la inflación y el cierre de mercados externos, en medio de un clima de crecientes tensiones en la coalición de gobierno, que impiden revertir las expectativas negativas de corto y mediano plazo. Frente a ese escenario, Infobae entrevistó al economista Diego Giacomini, profesor titular en la Universidad de Belgrano, profesor adjunto en la Universidad de Buenos Aires, director de E&R, y coautor de varios libros, un estudioso de todos los indicadores del sector real, como de los planos cambiarios, fiscal y monetario, para que de su mirada de la situación presente y sus expectativas. — A poco más de un mes de cumplirse la primera mitad del período presidencial de Alberto Fernández no hay indicador económico y social que pueda mostrar una mejora respecto de la herencia de Cambiemos. ¿Cuánto puede atribuirse ese cuadro al fenómeno particular de la pandemia de Covid-19 y cuánto a la gestión del Gobierno? — De acuerdo con mi análisis, es un error analizar la gestión económica del gobierno de Alberto Fernández / CFK por separado de la Macri, CFK y Néstor Kirchner, porque (a grandes rasgos) todos aplican políticas económicas atadas al ciclo político, que procuran alcanzar un resultado electoral positivo que los afiance en el poder político, pero que no son sustentables en el mediano y largo plazo. Hace casi 15 años que se aplican políticas macroeconómicas que atentan contra el ahorro (consumo y calidad de vida futuro) y la inversión, lo cual desincentiva la formación de capital y lesiona la capacidad de producción, impactan negativamente sobre la generación de riqueza. Como consecuencia de la sistemática reducción de la capacidad de generación de riqueza, (primero) se deja de generar empleo y (después) luego se destruye empleo. La oferta de trabajo crece, mientras que la demanda se reduce, el desempleo aumenta y los salarios caen en términos reales. Aumenta la pobreza. Tomando los datos del PBI del Inde (a precios constantes de 2004), la inversión bruta del primer semestre 2021 ($132.230 millones) es inferior en 4,8% a la de 2008; en 9,8% a la de 2011; en 2,8% a la de 2015; en 5,3% a la de 2017; y en 12,9% a la de 2018; es decir es la baja que la que se registraba en los primeros semestres de casi todos los anteriores 13 años. Argentina está entre los países que menos invierte del mundo. Según los datos del Banco Mundial, desde 2004 a 2020 la inversión en Argentina ha sido (en promedio) aproximadamente 4 puntos porcentuales en términos del PBI más baja que en el promedio de América Latina y el Caribe, que a su vez ha sido alrededor de (en promedio) 4 puntos porcentuales en términos del PBI también más baja que el promedio de la inversión en el mundo. O sea, la performance de la economía argentina en materia de inversión es la peor entre los peores. Fuente: Diego Giacomini en base a datos del Indec Este tipo de análisis de la escuela austríaca, que se basa en el capital y se diferencia del enfoque de Chicago y Keynesiano que se basan en el trabajo, es el único que permite visualizar que, en términos macroeconómicos, el Covid-19 tan sólo profundizó una tendencia declinante de la tasa de inversión que ya venía teniendo lugar hace más de diez años. También, este análisis austríaco, dinámico y de largo plazo, es el único que permite visualizar claramente que la crisis sanitaria está muy lejos de ser la causa de nuestro actual empobrecimiento económico, y que, en realidad, la casta política argentina lo intenta utilizar como una excusa para esconder el empobrecimiento secular al cual nos someten (sector privado) hace más de una década. Los números son elocuentes. Fuente: Diego Giacomini en base a datos del Banco Mundial El impacto macroeconómico del Covid-19 hay que dimensionarlo con su impacto sobre el PBI por habitante en forma conjunta en 2020 (caída) y 2021 (rebote). Si asumimos un rebote del gato muerto de 7%del PBI en 2021, la suma del 2020 más 2021 tan sólo devuelve el PBI per cápita a la trayectoria declinante que venía trayendo en 2018/2019, que no es otra cosa que una aceleración de la trayectoria declinante que antes ya experimentaba entre 2012 y 2017, o sea; los resultados macro son más de lo mismo, pero cada vez peor. En este contexto, la foto de fin de año mostrará que la generación de riqueza macroeconómica en 2021 será 1,6% menor que la que existía hace 15 años atrás (2006). Puntualmente, el PBI per cápita de fines de 2021 sería menor en 11,7% al de 2008; en 16,8% al de 2011; en 13,3% al de 2015; en 12,1% al de 2017 y en 5,7% al de 2019. Este fenómeno no sucede en ningún país del mundo, salvo contadas excepciones como Venezuela. Fuente: Diego Giacomini en base a datos del Indec En pocas palabras, el sector privado debe tener bien en claro que el Covid-19 tan sólo aceleró y potenció un derrotero de empobrecimiento que ya lleva como mínimo una década. No debemos dejar que la casta política argentina utilice a la crisis sanitaria como excusa, pretendiendo limpiarse de toda responsabilidad, cuando en realidad es la única responsable de nuestro empobrecimiento secular. Hace más de una década que cada vez es más difícil hacer negocios y ganar dinero en la Argentina. — ¿Por qué se llegó a este escenario? — Porque es el negocio de la casta política, que se materializa a través del tamaño del Estado y siempre es a expensas del sector privado. Ahí está el origen de todos nuestros problemas. La Argentina tiene un tamaño de sector público imposible de financiar para el sector privado. Nuestro país tiene un tamaño de Estado en línea con países con entre 4 y 5 veces más PBI per cápita. Los datos también ilustran esto último en forma descarnada. Aproximando el sector privado (público) con los datos de consumo privado (público) del PBI del Indec, con un sector privado más chico y acorde con nuestra generación de riqueza, el sector privado creció 62,8% entre 2004 y 2011. Al mismo tiempo, la casta política hizo crecer al sector público 52,2%. Ahora bien, después de 2011, la casta política continuó haciendo crecer al Estado, pero llevándolo a niveles ya imposibles de financiar. Primero, Cristina Fernández de Kirchner lo hizo crecer a fuerza de perder reservas y emisión monetaria entre 2011 y 2015. Luego, Mauricio Macri lo sostuvo a niveles insustentables a fuerza de (primero) endeudamiento en los mercados voluntarios y (más tarde), acuerdo con el FMI en 2016 a 2019. Todo este crecimiento del Estado, que no es otra cosa que el negocio de la casta política que expande el gasto y el déficit fiscal financiándolos con más impuestos, presión tributaria, mayor base imponible, más emisión (devaluación) y mayor endeudamiento el sector privado lo empezó a pagar a partir de 2018. Y lo seguirá pagando. En 2012/2021 el sector privado público crece 20,8%, mientras que el sector privado se achicó 6,2% en ese período. Fuente: Diego Giacomini en base a datos del Indec Hasta que no haya un conjunto de reformas estructurales pro ideas de la libertad y por mercado que achiquen profundamente el tamaño del sector público argentino, de manera de desahogar al sector privado, permitiéndole hacer negocios y ganar dinero, los planes de negocios del sector privado argentino, en términos generales, no serán expansivos y esta decadencia económica y social no será revertida. — Parece claro que en la historia argentina ha sido excepcional que presida un país quien en los papeles aparece como un rol secundario, probablemente en 1973, y no el votado por la ciudadanía. ¿Recuerda haber estudiado algún caso, de un gobierno no ya sin plan económico, sino con un gabinete tan heterogéneo como el actual? — La heterogeneidad de un gabinete también se relaciona con el tamaño del Estado y los negocios de la casta política. En la Argentina hay aproximadamente 350 Ministerios, cuando se suma la esfera nacional y provincial. A nivel nacional, hace años que los Ministerios no sólo son cerca de 20, sino que el Ministerio de Económica se encuentra desmembrado en 3, 4 o 5 carteras distintas con injerencia en el diagrama y la aplicación de políticas públicas en la esfera económica. Sin lugar a duda, todo este Estado elefantiásico no solo incentiva el gasto, el déficit fiscal y la cada vez peor asignación de los crecientes recursos fiscales que se le roba al sector privado, sino que alienta esa heterogeneidad que usted menciona, haciendo imposible diagramar, aplicar y coordinar la ejecución de un plan económico integral y consistente. La enorme cantidad de Ministerios es tan sólo un mecanismo que la casta política utiliza para pagar (con dinero ajeno) los favores mediante los cuales juntó los votos y accedió al poder. Son más impuestos, más gasto y mayores presupuestos para ellos. Del otro lado, son menos ahorro, menos inversión, menor producción, destrucción de trabajo y derrotero salarial para nosotros. En el medio, son más y peores políticas económicas que atentan contra nuestra libertad para asociarnos, producir, trabajar y comerciar. "Todo este Estado elefantiásico no solo incentiva el gasto, el déficit fiscal y la cada vez peor asignación de los crecientes recursos fiscales que se le roba al sector privado, sino que alienta esa heterogeneidad que usted menciona" — Con ese escenario, cómo analista de la coyuntura, ¿Qué es lo que más y menos le preocupa de la situación económico-social? — Lo que más me preocupa es que la gente no pueda ver el origen de todos los problemas: el Estado (dios), las políticas públicas (mandamientos) y los políticos (profetas). A propósito, uso estas palabras, ya que la gente cree en el Estado y en las políticas públicas como con una suerte de devoción religiosa, esperando que una suerte de ayuda divina baje de los Ministerios y/o del Congreso y tome medidas que sirvan para solucionar sus problemas económicos y sociales de todos los días, brindándole no sólo educación, salud, seguridad y justicia, sino también otros bienes y/o servicios públicos. La gente parece empecinarse en no quererse dar cuenta de que el problema no son los nombres, ni la preparación, ni las intenciones de los políticos, sino el esquema de incentivos y la arquitectura institucional del Estado y el sistema político. La gente sigue creyendo que el Estado y este sistema político puede y tienen que funcionar bien, brindándole soluciones, cuando la teoría demuestra y la realidad ilustra que es todo lo contrario. Tomando cada país de a uno, y observando la evolución de cada uno de los Estados durante las últimas décadas, sólo se puede concluir que el actual sistema ya ha dado lo mejor de sí, y que funciona cada vez peor en todos los países. En todos los países del mundo, salvo los que formaban las ex URSS, hay más Estado y menos libertad que hace décadas atrás. El Estado no sólo no puede funcionar bien, sino que con el paso del tiempo está condenado a funcionar peor. Así, la acumulación de malos resultados conduce a cada vez mayores intervenciones estatales y más políticas públicas, tanto en el área económica y social, llevando a más (menos) poder (social), más (menos) medios políticos (económicos), más (menos) Estado (individuo y libertad), lo cual conduce a menos prosperidad. Los Estados han llegado a dimensiones como nunca, el gasto, la presión tributaria, el endeudamiento, el crédito sin respaldo de ahorro y el dinero ficticio han llegado a niveles nunca vistos. Fuente: Diego Giacomini en base a datos oficiales de cada país, FMI y Cepal Del otro lado, la inversión y el crecimiento económico se han ralentizado. Nuestro país es paradigmático en este sentido. Así, la Argentina pasó de ser el país menos pobre de Sudamérica a ser el segundo con más pobreza de la región. Del otro lado, puedo decir que no hay nada que no me preocupe en términos económicos. — ¿Por qué imagina usted que, pese a los probados fracasos de las políticas de controles de precios, “inflación cero”, en más de 40 siglos, el Gobierno insiste con esas recetas? — La inmoralidad de la casta política es la que está detrás de los controles de precios. Lo explico: 1. Porque los controles de precios “mienten”, pretendiéndole vender a la ciudadanía que los responsables de la inflación son quienes no lo son, los empresarios; 2. Porque culpando a los empresarios se esconde a los verdaderos responsables, los políticos; 3. La inflación, así como la devaluación de la moneda, son siempre un fenómeno monetario, ya que se relaciona con el poder adquisitivo del dinero. Hay inflación porque cae la capacidad de compra de los pesos en términos de bienes y servicios. Hay devaluación, porque cae el poder adquisitivo del peso en términos del dólar, euro, etc. Y el poder adquisitivo del dinero se relaciona con la producción del dinero. Y el monopolio de la producción del dinero lo tiene el Banco Central en manos de la casta política. Ergo, los políticos y los burócratas del Estado son los únicos responsables de que haya inflación y se devalúe la moneda, conduciendo a que los ciudadanos seamos más pobres. Y acá son responsables absolutamente todos, desde el Poder Ejecutivo Nacional, BCRA y Congreso, hasta el Poder Judicial con la Corte Suprema a la cabeza. El cepo es inconstitucional, como también lo fue el corralón, corralito y Plan Bonex; y la Justicia siempre se hizo la “tonta”, actuando en asociación inmoral y complicidad solidaria con los otros dos poderes. En la esfera monetaria, la división de poderes parece ser un chiste de mal gusto en Argentina. Los tres poderes parecieran actuar mancomunadamente para evitar que los privados nos podamos defender del saqueo de la casta política. 4. Porque en realidad no se quiere eliminar la inflación. Si a un político le aseguras que gana en primera vuelta con 70% de inflación, ni se preocuparía en prestarle atención. El político le presta atención a la inflación sólo cuando la percibe como una amenaza para eyectarlo del poder; 5. Lo anterior se comprende cuando se visualiza que la inflación es una transferencia del sector privado hacia los políticos, o sea; es un impuesto más. Cuando se visualiza lo que realmente es la inflación, se tiene en claro que los políticos no la quieren eliminar por completo; 6. Además, es mentira que es un impuesto no legislado. Cuando los diputados y senadores votan los Presupuestos todos los años, no sólo respaldan un numerito de inflación dibujado, sino también el monto de emisión monetaria destinado a pagar gasto público y déficit fiscal. Así que, acá son todos cómplices, presidente, ministro de economía, presidente del BCRA, diputados y senadores nacionales. A parte, hay que tomar nota: la inflación es más difícil de evadir que IVA, Ganancias y otros impuestos; ergo, los políticos aman la inflación, obvio, siempre y cuando no se transforme en una amenaza que los saques del poder. — Usted se encuentra entre los economistas que avalan la teoría que sostiene que “la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario”, muy diferente a la convicción del ministro Martín Guzmán. ¿Hay multicausas para determinar los diferentes precios? — Permítame un chiste. La inflación puede tener las siguientes cuatro causas multicausales: 1) el Banco Central emite mucho; 2) cae la demanda de dinero; 3) suceden 1 y 2 juntos; 4) el Banco Central expande la oferta monetaria más de lo que crece la demanda de dinero. O sea, todas las causas que crean desequilibrio monetario y hacen caer el poder adquisitivo del dinero, son causantes de inflación. Son todas monetarias. "Todas las causas que crean desequilibrio monetario y hacen caer el poder adquisitivo del dinero, son causantes de inflación" — En el escenario actual de alto desempleo -más aún si se agrega el efecto de los desocupados que no buscan emplearse porque se cansaron de no encontrar su oportunidad- y niveles de pobreza que “duelen” ¿Qué podría hacer el Gobierno para revertir la aceleración de la inflación, corregir los severos desequilibrios que implican el atraso tarifario; cambiario, salarial y monetario, ¿entre otros? — El BCRA hizo política monetaria (redondeando) entre 1935 y 1990 y entre 2002 y 2021. Cuando uno compara peras con peras y manzanas con manzanas, y compara la primera y la segunda década del nuevo BCRA (2002/2021) con la primera y segunda década del viejo BCRA (1935/1990), este actual está generando entre 3 y 4 veces de más inflación que el viejo Central. Puntualmente, en los 20 años que van desde 2002 a 2021, el nuevo BCRA ya acumula más de 10.000% de alza de precios contra diciembre 2001. Los argentinos nunca vamos a ahorrar en dólares. El Peso nunca será reserva de valor. Ergo, mientras haya pesos y el BCRA haga política monetaria bajo el ala de la casta política argentina (no será de otra forma), estaremos expuestos a inflación y volatilidad macro que atentará contra el crecimiento económico y la prosperidad. — Según las experiencias contemporáneas en la región, pero también en el resto del mundo, ¿Cuánto tiempo necesitaría un gobierno para mejorar la realidad económica y social en forma sostenida y sustentable? — De acuerdo con mi visión, la Argentina debe hacer un conjunto de reformas estructurales de una magnitud tan importante, que en la región no hay ningún otro ejemplo y en el mundo, sólo debería compararse contra las experiencias de los ex países comunistas del este europeo. Creo que el país debe; 1. Reinsertarse en el contexto mundial, alineándose con EEUU y Europa, porque necesita inversión, producir, exportar y comerciar para crecer y darle prosperidad a su gente; 2. Reestructurar su deuda; 3. Hacer Reforma del Estado y otra reforma política, ambas esenciales para achicar (y mucho) el Estado y poder bajar impuestos, desahogando al sector privado. Esta reforma debe ser de shock y lograr el equilibrio fiscal rápido, ya que es la única forma que sea percibida como permanente, para que haya inversión privada y el ajuste fiscal no sea recesivo; 4. Solucionar el problema monetario de las Leliq y de Pases del BCRA. Mientras estén estos pasivos monetarios remunerados, el balance del BCRA estará cada vez más quebrado, lo cual alimentan las expectativas de devaluación e inflación; y termina siendo la profecía auto cumplida; 5. Hacer una Reforma Monetaria. Mientras haya un BCRA con política monetaria, habrá una moneda en la cual la gente no crea, y en consecuencia no habrá demanda de dinero y la economía argentina estará expuesta a una fuerte inestabilidad y crisis recurrentes; "Mientras haya un BCRA con política monetaria, habrá una moneda en la cual la gente no crea, y en consecuencia no habrá demanda de dinero y la economía argentina estará expuesta a una fuerte inestabilidad y crisis recurrentes" (Reuters) 6. Hacer una Reforma Bancaria que esté en línea y sea consistente con el nuevo sistema monetario que emerja de la Reforma Monetaria; 7. Levantar el cepo cambiario. Mientras haya control de cambios y de importaciones habrá permanente exceso en el mercado cambiario, lo cual se traduce en devaluación permanente en el mediano y largo plazo. Del otro lado, habrá permanente exceso de oferta en los mercados de bonos, dinero, real y de trabajo, lo cual implica costo de capital e inflación crecientes, nivel de actividad, empleo y salarios en declive; respectivamente. En pocas palabras, mientras haya cepo cambiario habrá insuficiente inversión, destrucción de capital, generación de riqueza en declive y pobreza en aumento; 8. Encarar una reforma estructural de servicios público con Revisión Tarifaria Integral (RTI) para incentivar la inversión energética. No hay que poner el carruaje delante de los caballos; 9. La reforma laboral debe ser la última. Nadie va a contratar a nadie, aunque te eximan de todas las cargas sociales, si no es negocio hacer negocios. Por el contrario, si no es negocio hacer negocios, bajar el costo de la indemnización sólo servirá para que el empresario intente (y no está mal) recuperar rentabilidad perdida (a manos del Estado) echando empleados. — ¿Ve a la sociedad argentina ya preparada para encarar ese proceso, o es necesario una implosión de carácter político, como en 1976; 1982; 1989 o 2001, -todos episodios con características bien diferentes en el margen, pero con diversos denominadores comunes? — No, no la veo preparada. Veo a la sociedad mucho peor que a fines de los 80. Hay dos elementos que juegan en contra. Primero, la internacional. En 1989 había caído el muro de Berlín; y parecía que el mundo se movía en la dirección del libre mercado. Parecía ser la única alternativa. Para Carlos Menem fue muy fácil moverse en esa dirección. No fue ningún estadista. Era la “única” que había. Por el contrario, el mundo se mueve sistemática y sostenidamente hacia el socialismo siglo XXI, desde hace décadas. Ningún político argentino irá contra la moda mundial, menos aún si atenta contra su billetera. A lo sumo, lo único que podría haber será algunos pequeños parches que funcionen como ibuprofeno, cuyo efecto sólo será temporario. Segundo, en el terreno doméstico, a fines de los 80 y comienzos de los 90, la gente tenía en claro que el Estado era el problema. De hecho, el periodismo había sido fundamental para explicarle a la gente el origen de los problemas. Tiempo Nuevo de Bernardo Neustadt y Mariano Grondona habían hecho un buen trabajo en este sentido. Por el contrario, parte del periodismo actual transmite (no todo) que necesitamos un Estado presente y eficiente, lo cual es helado caliente; o sea, no existe. — El Gobierno pareciera que no ha mostrado vocación para cerrar un nuevo acuerdo con el FMI, y el organismo tampoco ¿Cabe esperar un escenario y motivaciones diferentes a partir de 2022, no sólo por el esperado resultado desfavorable al oficialismo en las elecciones de medio término, sino por los altos vencimientos de deuda a partir de marzo? — No lo se. Lo que sí se es que el acuerdo con el FMI no debe, ni puede ser un fin en sí. No nos va a ir bien por acordar con el FMI. El acuerdo con el FMI debe ser un medio, un medio que sirva como un eslabón que permita encarar con apoyo internacional todas las muchas, profundas y difíciles reformas estructurales que Argentina deba hacer. Por sí sólo, el FMI no es solución de nada. De hecho, acordar con el FMI y no hacer nada de lo que hay que hacer, siempre terminó agrandando los problemas y llevando a no poder cumplir. Por si sólo y tomando el FMI en forma aislada, tanto la institución como sus técnicos son parte del problema: burócratas de elite que viven de los impuestos del mundo, que procuran hacer ajustes fiscales casi siempre por vía de la suba de impuestos, lo cual siempre termina siendo una mochila más pesada sobre los hombros del sector privado. El FMI es una institución que sería mejor que no existiera. "Acordar con el FMI y no hacer nada de lo que hay que hacer, siempre terminó agrandando los problemas y llevando a no poder cumplir" (EFE) — El presidente Alberto Fernández dijo a comienzos de semana: “Estoy a favor de la protección de los trabajadores de la Isla Grande de Tierra del Fuego” ¿Qué opina de los planes eternos de promoción industrial? _ Ensamblar productos electrónicos a 3.000 y 4.000 kilómetros de los centros de consumo masivo sólo le sirve a los políticos y a los empresaurios prebendarios que están inmoralmente asociados con ellos en complicidad solidaria. Los primeros obtienen votos y se perpetuán en el poder. Los segundos obtienen rentas extraordinarias que vía otros mecanismos suelen trasladar en parte al poder. Del otro lado, estamos los consumidores que perdemos, ya que pagamos caros bienes de menor calidad. — ¿Cómo terminarán 2021 las variables cables de la economía: ¿Inflación, PBI, dólar oficial y libre, desempleo y reservas propias líquidas del Banco Central? _ Le contesto a más largo plazo. Sin reformas estructurales y/o sin cambios relevantes que hoy en día no vemos por ningún lado, creo que en 2022/2023 es probable que se acumule más inflación y devaluación que en 2020/2021. No puede sorprender a nadie. Los desequilibrios monetarios van en aumento. Por un lado, la emisión para asistir al Tesoro crece mes a mes: $55.000 millones en abril; $50.000 millones en mayo; $90.000 millones en junio; $180.000 millones en julio; $200.000 millones en agosto; y $250.000 millones en septiembre. En el mismo período, la emisión para el pago de intereses de Leliq y Pases sumó mes a mes: $94.797 millones en abril; $104.520 millones en mayo; $111.921 en junio; $117.319 millones en julio; $124.569 millones en agosto; y $130.135 millones en septiembre. Así, la suma de base monetaria y Leliq más Pases subió 6% en términos reales y 22% nominal entre abril y septiembre. Este crecimiento de los pasivos se da en un marco de caída reciente de reservas. El balance del BCRA está cada vez más quebrado, lo cual es una promesa certera de más devaluación y más inflación: profecía autocumplida. Fuente: Diego Giacomini en base a datos del Banco Central y estimación propia Puntualmente, la relación entre los pasivos relevantes y las reservas netas propias de la entidad arroja un tipo de cambio de cobertura en torno a $1.500 y $630 (sin contabilizar Leliq y Passes). En agosto 2019, cuando Alberto Fernández ganó las PASO presidenciales, esos dos números eran $98 y $51; respectivamente. O sea, funcionan bien como indicador de la futura e importante tendencia bajista (alcista) que tendrá el peso (el dólar y la inflación) a futuro en la tendencia de 2022/2023. Del otro lado, creo que en algún momento volverá a caer el PBI y retornará la tendencia bajista del PBI per cápita. También en algún momento se registrarían niveles de pobreza mayores. A fines del 2023 no habría que sorprenderse si la economía argentina se encuentra en un umbral de generación de riqueza, tanto de piso como de techo, más bajos que los actuales. SEGUIR LEYENDO:

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