16/04/2021 La Nación - Nota - Tema del Día - Pag. 11

Aulas cerradas: una decisión que descalabró el frágil equilibrio familiar
Evangelina Himitian
Cuando comenzaban a reorganizarse con la presencialidad, la vuelta al aprendizaje virtual angustió a grandes y chicos por igual

Juliana Venturini, de 39 años, jefa de recursos humanos de una empresa y madre de tres hijos de 11, 7 y 3 años, se fue a dormir con dolor de garganta. No era síntoma de Covid, estaba segura. Era la angustia que le subía y bajaba después de los anuncios del Presidente.
El equilibrio familiar, descalabrado el año pasado, había comenzado a ordenarse con el regreso de las clases presenciales. Los chicos se dormían más temprano; Bautista –el de 7– ya no se despertaba con pesadillas, y Roma –la mayor– no tenía esa mirada triste que le dejó el encierro.
Ella había conseguido volver a la oficina dos días a la semana. Y, de pronto, llegaron los anuncios. “¿Otra vez cuarentena? ¿Otra vez Zoom?”, preguntó Roma cuando decodificó lo que pasaba. La angustia invadió a la familia. Juliana durmió mal y amaneció peor. Ayer, en pleno desayuno, la impotencia desbordó. “No podía parar de llorar. Mi marido me decía ‘Todo va a estar bien’. Pero es otra vez vivir lo mismo”, contó Juliana.
Escenas como esta se repitieron ayer en muchos hogares tras las medidas de Alberto Fernández, ante la suba de casos: otra vez 15 días sin ir a la escuela, el fantasma del aislamiento volvió a escena. “Ahora la seño va a pensar que fue porque no nos portamos bien en el recreo.
¿Por eso suspenden las clases?”, le preguntó angustiado Santiago B., de 7 años, a su madre, cuando le contó que desde la semana que viene no iba a ir más al colegio.
“Las medidas fueron una noticia disruptiva y traumática. Rompieron un acuerdo implícito que había en la sociedad e impactaron de lleno en la dinámica familiar, deteriorando los vínculos y agitando nuevos temores”, explicó José Eduardo Abadi, psiquiatra y ensayista.
“La experiencia de aislamiento durante el año pasado fue traumática.
Nadie está preparado ni educado para el aislamiento social”, advirtió Martín Weinstein, titular de la cátedra de Psicología Social de la UBA y del Observatorio de Psicología Social de la UBA, que coordinó un monitoreo de un grupo grande de familias durante la pandemia.
“En el aislamiento, la pareja pierde intimidad y se sumergen en la familia. La crianza se resiente. La familia no es un centro de crianza en aislamiento, sino que su función es promover que los chicos socialicen, salgan, para la construcción de identidad. Tenemos chicos chiquitos que desconocen la calle. Los más grandes pierden habilidades sociales. No estamos preparados para vivir en aislamiento”, dijo.
Lo inesperado de la medida generó mucha angustia, apunta Mónica Cruppi, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina: “La angustia se alimenta del miedo al miedo. Para muchas personas el año pasado fue muy traumático, de muchos duelos. Entonces llega la medida disruptiva. Se produce mucha angustia, bronca, decepción, agobio. Las familias se sienten obligadas una vez más a reorganizarse y muchas veces sin los recursos”.
El impacto en la familia todo el día durante todos los días de la semana fue enorme, planteó Cruppi: “A los chicos se les quitaron los estímulos externos. Permanecieron aislados muchos meses. Y para ellos hoy la escuela significa la salida de ese encierro.
Muchos chicos terminaron el año desvitalizados. Y el impacto de un nuevo cierre va a ser enorme”.
¿Por qué la suspensión de clases generó tanta angustia puertas adentro? “Porque la noticia vino a desorganizar la recomposición de la dinámica de la familia”, apuntó Abadi. “Se estaba recuperando el nivel de vínculo, diálogo y socialización que hace a los chicos sentirse saludables, y en consecuencia a los padres. Había un aprendizaje: el protocolo funcionaba. Respetar las normas, mantener la distancia, en un ambiente regulado, evitaba los contagios y era la forma de seguir adelante con los vínculos con los otros en la pandemia. Era el testimonio de que el protocolo daba la protección que se busca. En lugar de capitalizar ese aprendizaje, de un plumazo, sin fundamentos, se borra todo”, dijo Abadi.
Lo inesperado del cierre generó incertidumbre, sumó Francisco Musich, jefe de Psicología Infanto Juvenil de Ineco: “Las familias temen que esto no sean 15 días, sino el inicio de una etapa de aislamiento.
Eso genera angustia. No deja de ser un desafío tener a los chicos en casa, sobre todo con chicos pequeños, porque no son autónomos”, concluyó.

FUERTE RECLAMO DE CÁRITAS

“La educación hace libres a las personas y es la herramienta fundamental para la inclusión social”, afirmó ayer Cáritas Argentina, que trabaja con comunidades vulnerables.
“La pandemia ha dejado en evidencia la gigantesca brecha que existe en la sociedad. Las condiciones de emergencia sanitaria golpearon la vida cotidiana de los sectores más vulnerables”.

Los chicos se angustian al pensar que tendrán que volver a estudiar por Zoom


#22859568   Modificada: 16/04/2021 03:58 Superficie artículo: 598.29 cm²
Cotización de la nota: $501.369
Audiencia: 81.408


       
  
www.ejes.com | Leandro N. Alem 1110 7º piso - Buenos Aires | TE. 5352-0550