21/11/2020 Clarin.com - Nota

Diálogos a fondo
Carlos Pachuk: “El cuerpo existe más allá de la pantalla, y la virtualidad produce efectos gestuales compartidos”
Alejandro Czerwacki

Clarín Las psicoterapias invadieron los hogares y poco a poco el clásico diván o el cara a cara presencial con el psicólogo se adaptaron a la nueva realidad y en modo remoto. Dentro de las innovaciones también las terapias grupales se realizan a distancia, algo que nunca hubiera imaginado el Doctor Guillermo Segura y sus pacientes en el recordado unitario “Vulnerables” que emitía Canal 13, veinte años atrás. El médico psiquiatra y psicoanalista vincular Carlos Pachuk coordina grupos virtuales desde hace más de diez años con pacientes de todo el mundo en habla castellana y la experiencia dio lugar al libro “Terapia de grupo Virtual: Curarse por Internet” que acaba de reeditarse. Su idea vanguardista en aquellos tiempos se hacía por primera vez en el mundo y ahora en pandemia, la transferencia y la asociación libre, wifi mediante, se adueñaron de la virtualidad. -¿Qué temáticas emergen más frecuentemente en estos tiempos de Covid? Los grupos han crecido en la pandemia como forma de catarsis. Predomina la fantasmática del contagio con el miedo a la muerte como angustia, más la desocupación. Temáticas colectivas expresadas por fantasías de desamparo y de incertidumbre respecto del futuro, pero también la implicación subjetiva que conlleva a la depresión y parálisis. Habituados al bullicio del consultorio nos sorprende el lento ritmo de las sesiones virtuales con un inevitable tiempo inicial de adaptación técnica. La realidad se achata, no por la virtualidad sino por el confinamiento de la interminable cuarentena. La ausencia de vida fuera de la casa, la reducción del mundo exterior, empobrece las temáticas de “nutrición vincular”. En estos casos es fundamental la función del terapeuta como líder de la tarea: inyectar vida, deseo, proyectos trabajando con los pacientes esta nueva realidad desde un punto de vista positivo. En estos contextos se ve un aumento de los cuadros de angustia y ataques de pánico. -Como terapeuta vincular: ¿En estos meses los pacientes relatan más conflictos en la pareja y familia por el mayor tiempo compartido? Si, aparecieron más conflictos. Uno de ellos es por el vínculo simbiótico de estar todo el tiempo con el otro, que lleva a un clima de irritación y se expresa en peleas interminables. A veces deriva en violencia de pareja, que se incrementó en el confinamiento. También se observa que disminuyó el deseo erótico porque la presencia-ausencia del otro hace perder el deseo. Además ocurre que los hijos en general están todo el tiempo con las máquinas y la relación con los padres se transforma en un vínculo casi funcional burocrático en el sentido que cada uno está con su pantalla, aunque estén más tiempo juntos. En el caso de los adolescentes, se ve mucho que terminan encerrándose en su habitación para tener sexo virtual o sexting. -¿Qué suele sugerir o proponer en todos estos casos para disminuir la conflictividad? En relación a la dinámica familiar, lo que propongo es que hagan juegos grupales, ir a lo lúdico, que se logren divertir incluso con la computadora misma. Al intervenir todos produce un efecto de conjunto porque todos están intercambiando algo y baja el nivel de irritación. Tengamos en cuenta que la gente, con la pandemia, está deprimida porque se le achicó el mundo exterior y la irritación es una energía negativa que necesitan descargar. -¿Hay de algún modo un espacio significante entre el terapeuta y pacientes contenidos por la tecnología? ¿Es posible generar un clima íntimo donde cada uno muestre sus conflictos y miserias? Cuando esto sucede en un grupo presencial es frecuente que algún compañero o varios se acerquen y abracen al otro y lo contengan físicamente. Sin embargo ocurren paradojas cuando la distancia permite revelar un secreto mediante la catarsis afectiva y el levantamiento de la represión. En plena cuarentena ha pasado en grupos que alguien que se integró ahora revele alguna confidencia que nunca dijo “porque a ustedes nunca los voy a conocer personalmente”. -¿La virtualidad invita entonces a contar algo que en presencia hubiese sido más difícil verbalizar? La virtualidad produce un efecto contradictorio porque hay gente que se inhibe o se persigue porque piensa que si cuenta algo alguien lo va escuchar y aumenta la represión y habla de temas banales o que carecen de importancia. Pero en el caso de pacientes grupales o individuales que viven en otra provincia o país, se da un levantamiento de la represión como el turista que va a cualquier lado y nadie lo conoce. Se cuentan secretos inconfesables que solo ocurren en la virtualidad. Mucha gente lo hace a través del audio y prefieren no poner la cámara al momento de contarlo. La virtualidad acelera ciertos procesos de hablar de la intimidad sabiendo que a las personas con las que comparte esto no las va conocer personalmente. -¿Qué es lo que más le sigue sorprendiendo de analizar a un paciente o grupo a través de una pantalla? Al estar centrada en la imagen y el discurso, esta terapia habilita un trabajo sobre lo gestual. El análisis del rostro es lo más novedoso para investigar, incluyendo al terapeuta. Nunca se me había ocurrido de verme en vivo y en directo durante una interpretación o la expresión de mi cara cuando algún paciente cuenta un conflicto que produce angustia. El cuerpo existe más allá de la pantalla y la conectividad produce efectos sensoperceptivos, gestuales, semióticos compartidos. Es lo que llamo “terapia de espejos múltiples”, este fenómeno extraño de compartir pantalla y verse, algo tan distinto que la terapia presencial. -¿El terapeuta de detiene ahora más en lo no verbal, lo que no dice el paciente pero expresa en sus gestos? Si, exacto. Hay un lenguaje de la palabra y un lenguaje de los gestos. En la actitud del paciente en los gestos interpreto la mirada, que en el caso de un grupo todos se ven al mismo tiempo. Alguien puede estar diciendo algo y al mismo tiempo el gesto indica exactamente lo contrario. De las pocas veces que nos veíamos al espejo pasamos en pandemia con las pantallas a observarnos todo el tiempo y hay gente que se asombra al verse, por el paso del tiempo, y no se reconocen. Son nuevas dimensiones que genera la cultura tecnológica más allá de la terapia, en muchos aspectos de nuestra cotidianidad. Médico psiquiatra recibido en la UBA y psicoanalista vincular (grupos, pareja, familia), con posgrado en APA (Asociación Psicoanalítica Argentina), el doctor Carlos Pachuk fue presidente de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo (AAPPG). Es profesor titular de la maestría de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA) en la materia Esterilidad, Adopción y Fertilidad asistida y también de la materia de grado Teoría y Técnica de Grupos Terapéuticos en UCES, donde hizo la primera experiencia de terapia grupal virtual. También es profesor titular en la Universidad de Mar del Plata en la materia de posgrado Perspectivas Vinculares. Es autor del libro “Terapia de grupo virtual: curarse por internet” y coautor de “Psicoanálisis vincular: curarse con otros” y “Familias y parejas: psicoanálisis, vínculos, subjetividad”.

#18609943   Modificada: 21/11/2020 19:21 Cotización de la nota: $226.000
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