06/11/2020 Ñ - Nota - Información General - Pag. 13

COVID Y POBREZA: LOS DERECHOS Y EL CUIDADO
ALEJANDRO CANEPA
J.P. Bohoslavsky compiló un volumen que incluye reflexiones de Michelle Bachelet y Rita Segato. Abordan las tensiones entre el virus y la desigu

La llegada del Covid al país y sus consecuencias sanitarias, económicas y psicológicas impactaron de lleno en una sociedad ya dañada por múltiples desigualdades.
En Covid y derechos humanos.
La pandemia de la desigualdad (Biblos, 2020), con prólogo de Michelle Bachelet y posfacio de Rita Segato, 43 autores desgranan, en 32 artículos, las tensiones y desafíos causadas por el virus y las medidas oficiales para combatirlo.
Ñ entrevistó al doctor en Derecho Juan Pablo Bohoslavsky, editor del libro y autor de varios artículos del volumen, quien señala que “la enfermedad, las medidas para contenerla y sus efectos sociales y económicos golpean más fuerte a las personas de menores ingresos y/o a aquellas que pertenecen a otros grupos en situación de vulnerabilidad”.
Algunas de sus propuestas, sin embargo, como la profundización de la reforma tributaria, han encontrado severas críticas entre los economistas y en la sociedad, mientras otras están en el centro de la larización política de este año, como el sesgo que deben tener las fuerzas de seguridad, o tocan temas que difícilmente puedan ser resueltos con la sola iniciativa nacional.
–¿Cuáles fueron los criterios para seleccionar los enfoques con los que se iba a abordar la relación Covid y derechos humanos? –Se intentó abarcar todos los derechos humanos afectados por la pandemia y la recesión económica y poner especial atención al impacto diferenciado sobre los grupos y poblaciones en situación de vulnerabilidad, que a su vez se explica por las marcadas desigualdades persistentes. Los enfoques interdisciplinarios y de derechos, que al mismo tiempo se tradujeran en aportes concretos a las discusiones sobre políticas públicas, también fueron una prioridad.
–Destaca que el aumento de la pobreza implica un “correlativo retroceso en materia de derechos económicos y sociales”. En el capítulo 32 propone características concretas que debería tener una agenda transformadora en este contexto. ¿Cuáles cree más factibles de concretarse y cuáles no? –Creo que hay cuatro reformas factibles, porque existe una creciente concientización de su necesidad. Una es la salud pública universal, el fortalecimiento del rol del Estado como planificador en el ámbito de la salud pública. La segunda es la renta universal. El IFE debería ahora abrir paso a esquemas robustos, universales, estables (no extraordinarios), destinados a quienes tengan ingresos inferiores a la canasta básica total, que se centren en las necesidades de las personas antes que en las familias o en las relaciones laborales. La tercera reforma es la tributaria, de manera que quienes más tengan y ganen sean los que más contribuyan a sostener políticas tendientes a reducir las desigualdades extremas y asegurar ciertas condiciones materiales de vida para todos. La cuarta tiene relación con los cuidados. La sobrecarga de trabajos de cuidados no remunerados sobre las espaldas de las mujeres, acentuando la asimetría pre-Covid-19, explica por qué el aislamiento ha sido viable en la práctica. Al mismo tiempo nos indica que un abordaje de la pandemia y la recesión que no adopte un enfoque que promueva la igualdad sustantiva, poniendo una fuerte inversión pública en la economía de cuidados en el centro de cualquier plan, estará destinado a perpetuar la discriminación contra las mujeres, niñas y adolescentes. En cambio, la reforma fundamental que no ha ganado interés público es la necesidad de transitar hacia una economía verde para revertir el cambio cli- mático. Los masivos subsidios a la industria fósil no se han puesto en cuestión.
–Señala que “la salud mental no parece haber formado parte central de las acciones estatales” post irrupción del Covid ¿Por qué faltó? –Nadie sabía en el mundo a marzo de 2020, ni se sabe aún, cuánto iban a durar las medidas de aislamiento y distanciamiento. Si bien es cierto que se han ido aprobando algunos protocolos en el campo de la salud mental, como los referidos al acompañamiento a los enfermos hospitalizados, y para despedir a los fallecidos, lo cierto es que el abordaje del derecho a la salud no ha sido parte central de las políticas sanitarias.
Esto aplica a prácticamente todos los países del mundo. Los efectos subjetivos del aislamiento social, y de la la muerte y enfermedad circundantes, sobre todas las personas, y en especial sobre aquellas que se encuentran en situación de vulnerabilidad, son algunos de los problemas que requieren respuestas articuladas, sustentables y ancladas en los derechos humanos. De esto da cuenta la encuesta realizada por Unicef Argentina en julio de 2020, que encontró que el 40% de las y los adolescentes entrevistados en el país presenta algún sentimiento negativo relacionado con la pandemia.
Las consecuencias de la crisis sanitaria, sumadas a las propias de la recesión, sobre la salud mental, son muy difíciles de proyectar pero podrían ser profundas y duraderas.
Esto requerirá una ambiciosa política de salud mental para los próximos años, que adopte una cultura de la escucha.
–Advierte “un número notable de casos de violencia institucional” y plantea “la necesidad de impulsar reformas de fondo” en las fuerzas de seguridad nacionales y provinciales. ¿Ve indicios de que esas reformas se estén iniciando? –Tal como Amnistía Internacional reportó en agosto, existe un número notable de casos de violencia institucional –que regularmente castiga de manera selectiva a jóvenes de sectores populares– registrados durante la vigencia del aislamiento, incluyendo casos serios de violencia policial. Esto nos recuerda de manera dramática la necesidad pendiente de impulsar reformas de fondo en las fuerzas de seguridad nacionales y provinciales. En el plano de la violencia, también debemos destacar que el confinamiento en el hogar se ha traducido en un notable aumento de la violencia doméstica por razones de género, mientras la comunidad LGBTIQ+ se ha visto más expuesta a la ya habitual violencia institucional.
–El libro advierte el carácter dilemático de los derechos humanos: privilegiar o asentar un derecho significará, frecuentemente, menguar otros. Por ejemplo, proteger la salud pública mediante medidas de aislamiento implicará limitar la libertad de circulación. ¿Qué principios resuelven estos conflictos jurídicos? –Esta es una pregunta fundamental para guiar la acción estatal. En la introducción del libro se identifica un número de principios para que se puedan resolver estas disputas de derechos en competencia. Por ejemplo, mientras no se pueden prohibir conductas que no estén asociadas a una amenaza a derechos de terceras y terceros, debe probarse que no existen políticas sanitarias alternativas que mientras eviten el colapso del sistema sanitario sean menos lesivas para los derechos humanos. Por otra parte, es falso el dilema “economía versus derechos humanos”: se debe procurar salvar ambos (que la economía funcione para asegurar la reproducción social mientras se cuida la salud y vida de las personas) y evitar que ambos colapsen. En todo caso, cuando observamos que países con similares PBI registran, en el contexto de la pandemia, resultados muy disímiles en cuanto al nivel de protección de los derechos a la vida y la salud. También de otros derechos, es obvio que además de contar con recursos los Estados necesitan desplegar un “buen gobierno”, sobre cuya noción los derechos humanos deben formar parte central.

Covid y derechos humanos. La pandemia de la desigualdad Juan Pablo Bohoslavsky Editorial Biblos 626 págs. $ 1.560

JUAN P. BOHOSLAVSKY BAHÍA BLANCA 1976. ABOGADO

Es abogado por la Universidad Nacional del Comahue, magíster en Derecho Empresario (Universidad Austral) y doctor en Derecho (Universidad de Salamanca). Realizó posdoctorados en la Universidad de Nueva York y el Instituto Max Planck de Heidelberg. Se desempeñó como experto independiente en deuda externa y derechos humanos de la ONU. Su libro más reciente es Sovereign Debt Crises: What have we learned? (2017), coeditado con Kunibert Raffer.




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