17/10/2020 Perfil.com - Nota

Prevenir el dolor crónico


Florencia Coronel y Marcelo Villar La columna rota / Frida Khalo Foto: cedoc Cuando el dolor se prolonga en el tiempo luego de la curación o del fin de la lesión que lo causó, deja de tener utilidad y pasa a considerarse dolor crónico. Según estadísticas actuales, los pacientes que visitan a un médico reportan dolor en más del 50% de las consultas. Con el agravante de que una de cada cinco personas padece dolor crónico de más de 3 meses de duración en intensidades que van de moderado a grave. Más preocupante es el hecho de que una de cada tres personas que padecen dolor crónico no puede desarrollar una vida normal o mantener una buena calidad de vida debido a la condición invalidante del dolor. Los tipos más comunes de dolor crónico son el dolor musculoesquelético (por ejemplo: dolor crónico en la zona lumbar, cervicalgia o dolor artrítico), el dolor neuropático (como el que se presenta en la neuropatía diabética o en la neuralgia del trigémino), los síndromes de dolor funcional (fibromialgia, migraña crónica, dolor pélvico crónico), y el dolor oncológico, entre otros. Si bien hay tratamientos para el dolor agudo, lamentablemente para el dolor crónico los tratamientos son bastante más esquivos y no siempre efectivos. Cerca del 80% de la población mundial no cuenta con acceso o tiene acceso insuficiente al tratamiento del dolor crónico moderado o severo. Y cada año millones de personas en todo el mundo padecen dolor intenso sin recibir el tratamiento adecuado (datos de la Organización Mundial de la Salud). Esta situación se ha visto agravada por la realidad de la pandemia y el confinamiento  obligado por la cuarentena, porque en estos pacientes el impacto psicológico es aún mayor. No sólo cuenta la preocupación de perder el acceso a los tratamientos, sino que los cambios en las rutinas exacerba las emociones negativas o displacenteras llevando a un aumento del miedo, ansiedad y depresión, que pueden agravar al cuadro doloroso y deteriorar aún más la calidad de vida. El año 2020 ha sido declarado como el año internacional de concientización sobre la “Prevención del Dolor” por la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor, máximo referente internacional en el tema. Y hoy, 17 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Lucha Contra el Dolor. El objetivo de esta efeméride es ayudar a que la sociedad tome conciencia sobre el impacto que el dolor tiene en la vida de los pacientes y también sobre la necesidad imperiosa de facilitar el acceso a los tratamientos disponibles, así como fomentar el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas y de prevención. ¿Se puede prevenir el dolor crónico? La respuesta es si. Efectivamente, se pueden reducir las posibilidades de desarrollar dolor crónico llevando un estilo de vida saludable. ¿Cómo? Manteniendo una dieta balanceada y un peso adecuado, haciendo ejercicio regularmente, adquiriendo posturas adecuadas durante el trabajo y el descanso, reduciendo el estrés y eliminando las prácticas no saludables como el fumar o el consumo excesivo de alcohol. Además, el control efectivo del dolor agudo permite reducir las posibilidades de transición al dolor crónico. Esto se logra empleando un abordaje multimodal que incluya fármacos analgésicos, terapia física, dieta balanceada, control del estrés y, a veces, asistencia psicológica. No obstante todo lo que se ha avanzado en los últimos años en el estudio del dolor, es notable todo lo que falta aún para comprender el modo en que el sistema nervioso participa en la percepción, el control y también el bloqueo del dolor. Por ello en el curso de los últimos años ha habido un gran crecimiento de grupos de investigación enfocados en el estudio de los mecanismos y de los procesos bioquímicos y moleculares que controlan el dolor tanto a nivel del sistema nervioso periférico como del sistema nervioso central. En el curso de los últimos años, en la Argentina, se ha ido organizando una red (Red de Investigación Traslacional en Dolor) de profesionales dedicados al estudio y tratamiento del dolor que está integrada por investigadores del CONICET y también médicos clínicos, con la idea de que lo que se hace en el laboratorio tenga posibilidades de traslación lo más rápido posible para beneficio de los pacientes. Cada vez se hace más evidente que el dolor cuando se cronifica, requiere para su control de la participación activa del paciente que lo sufre. Es por ello que el objetivo de esa red a medida que se vaya consolidando incluirá la integración de investigadores, médicos y especialidades de la salud afines al tema, pero también la interacción con los pacientes. * Investigadores del Conicet en el Instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional Conicet – Universidad Austral.

#17556212   Modificada: 17/10/2020 12:07 Cotización de la nota: $98.000
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